Toy Story se ha consolidado a lo largo de más de dos décadas como una de las mejores sagas cinematográficas, y no solo dentro del género de animación. Pixar siempre ha tenido grandes cineastas trabajando para ellos, gracias a lo cual han podido mantener una calidad notablemente alta en sus proyectos durante tanto tiempo. Las películas de Toy Story siempre me han parecido de los mejores ejemplos de ello, con películas estrenadas con bastantes años de diferencia (Toy Story en 1995, Toy Story 2 en 1999, y Toy Story 3 en 2010), pero todas ellas con guiones de alta calidad que tratan temas importantes con destreza. Toy Story 3 me pareció un excelente final para lo que parecía que sería una trilogía, pero ahora, casi diez años después de la tercera entrega se estrena Toy Story 4, que de nuevo da la impresión de ser la conclusión al recorrido de estos personajes. Por la perfección del cierre de la anterior, me parecía extraño que se decidiese hacer otra secuela más, y puede que como final Toy Story 4 no sea tan potente como su predecesora, pero no por ello es un mal desenlace, y mucho menos una mala película.
Es extraño porque este capítulo final releva a un segundo plano a casi todos los personajes de las películas anteriores para centrarse más en el viaje, tanto literal como figurativo, de Woody. A pesar de ello sirve como el tramo final del recorrido de las anteriores, al plantearse la idea del final de lo que literalmente es la vida útil de un juguete. Como con muchas otras películas del estudio, es una obra que está dirigida tanto a niños como a adultos, lo que permite el disfrute de ambos, aunque sea por motivos distintos. La ambivalencia de lo que se cuenta consigue crear una película mayor, con una profundidad que da la impresión de ser más común en películas que (en apariencia) son para un público infantil, que en otro tipo de cine.
AVISO: Spoilers sobre el desarrollo y desenlace de la película a continuación.
La película empieza con algo que tuvo lugar nueve años antes de la historia principal de la cinta, cuando la hermana pequeña de Andy iba a donar algunos de sus juguetes. Woody intenta rescatar a Bo Peep del traslado, pero esta le asegura que todo esto se trata del ciclo natural de un juguete. Aunque Woody considera marcharse con ella, decide quedarse con su dueño, por lealtad; es su única función en la vida, y para él tiene más importancia que sus deseos personales. De vuelta en el presente, Woody y el resto de juguetes están con Bonnie, la niña a la que Andy dió sus juguetes antiguos en la película anterior, y que ahora tiene que afrontar un momento importante: el comienzo de la guardería. Durante un día de preparación antes del comienzo oficial de las clases, Bonnie crea un nuevo juguete usando un tenedor y otros materiales, llamándolo Forky. Sin embargo, este nuevo juguete tiene una crisis tras cobrar vida, pensando que es literalmente basura (de dónde se habían sacado algunos de los materiales). El comportamiento de Forky hace de su destrucción propia un hecho inevitable, pero Woody, sabiendo lo que significa este nuevo juguete para Bonnie, intenta mantenerlo sano y salvo, una tarea que se complica cuando la familia decide hacer un corto viaje antes que empiece la guardería. Durante el trayecto, Forky se separa del grupo, por lo que Woody tiene que seguirle para intentar devolverlo a la caravana en la que están viajando.
Josh Cooley es el encargado de dirigir la cuarta entrega, algo sorprendente si se tiene en cuenta que es su primer largometraje, y la importancia que tiene el proyecto dentro del universo de Pixar. Tiene gracia, de pequeño no pensaba que las películas de animación necesitasen un director como en el resto del cine, pero su importancia es la misma. En cuanto a la esta película, el trabajo realizado por Cooley es excelente, lo que ayuda a comprender por qué le confiaron esta monumental tarea. Los "movimientos de cámara" son precisos y medidos, y los usos de los recursos cinematográficos igualmente habilidosos. La animación ha alcanzado un nivel asombroso, con unas texturas e iluminación magistralmente conseguidas.
Woody alcanza a Forky y le hace entender que el amor que este segundo siente por la basura es lo que Bonnie siente por él, haciendo que inmediatamente se dé cuenta de que tiene que volver. El personaje de Forky, a pesar de ser una de las nuevas inclusiones, resulta uno de los aspectos más destacables de la película, proporcionando algunos de los momentos más graciosos. En general, los nuevos personajes secundarios ocupan el papel de los secundarios recurrentes de las otras entregas, lo que puede resultar peculiar para algunos, pero al estar bien construidos, funciona bastante bien. Otro personaje nuevo que recibe un gran tratamiento, incluyendo un arco argumental muy interesante es Gabby Gabby, una muñeca que Woody y Forky se encuentran en una tienda de antigüedades. Parece una versión de algún personaje que se podría encontrar en un western, y a lo largo de la película evoluciona de una posible villana que fácilmente se podría haber usado solo como un artificio narrativo, a un personaje con matices con el que la audiencia seguramente llegue a empatizar. Ella intenta hacerse con el dispositivo de voz de Woody, ya que el suyo está estropeado y piensa que si funcionase, alguien la compraría y podría sentirse amada por algún niño, algo que nunca ha llegado a experimentar. Con el uso de sus siniestros secuaces, unos muñecos ventrílocuos llamados Benson, captura a Forky pero Woody consigue escapar. Sinceramente, los muñecos son terroríficos, y de manera acertada se entrelazan momentos de un tono más oscuro en los que estos se usan para crear un ambiente tétrico, acentuando el obstáculo que supone Gabby Gabby, y dando pie a una mayor "redención" final.
Woody se reencuentra con Bo Peep, que ahora está viviendo de manera independiente dentro de un juguete teledirigido, dejando que los niños de diversos espacios públicos jueguen con ella, pero sin pertenecer a ninguna persona. Me parece bastante interesante el uso que se hace de este personaje, que había estado ausente en Toy Story 3, pero que vuelve con un argumento pertinente en el clima social actual, pero llevado a cabo con una sutileza que muchos realizadores no han llegado a darse cuenta es el mejor modo de hacerlo. A través del personaje de Bo Peep y la relación entre ella y Woody se introducen además algunos de los temas más importantes de la película, como la utilidad de los juguetes una vez que los niños ya no los necesitan y cuál es su lugar en el mundo. Para Woody, Bonnie es su mundo entero, pero ella está perdiendo interés en él, y lentamente se está acercando el inevitable momento crepuscular en el que su presencia ya no será necesaria. ¿Qué será de él cuando suceda esto? Desde el punto de vista de los personajes estas son reflexiones existencialistas sobre la pertenencia y función de cada uno, pero me parece que también puede ser una metáfora asociable a la paternidad. Los hijos crecen y se vuelven más independientes, ¿pero qué ocurre con las personas que los criaron y acompañaron durante tanto tiempo una vez que se pueden valer por ellos solos y es hora de abandonar el nido? Son preguntas difíciles con respuestas duras, lo que puede hacer que los dosificados golpes emocionales sean incluso mayores. Aunque en un visionado superficial la película anterior parezca de una mayor intensidad emocional, Toy Story 4 esconde un sentimentalismo que al aflorar, será igualmente devastador.
La banda sonora ayuda a realzar los sentimientos que transmite la película, con algunas composiciones de corte clásico que quizás puedan recordar a las bandas sonoras de obras más antiguas. Randy Newman hace un trabajo magnífico al cargo de la música, de la que destacaría una pieza en particular llamada 'Gabby Gabby's most noble thing', que es capaz de ponerle a uno los pelos de punta.
En el tramo final, Woody junto a Bo Peep y Buzz, entre otros, se encarga de rescatar a Forky. En esta parte Buzz recupera un poco más de protagonismo, teniendo su propia aventura en busca de Woody y Forky, y siendo uno de los juguetes que tiene que aprender a escuchar "su voz interior" para poder vivir en el nuevo mundo que les depara. El desenlace está lleno de momentos emotivos que en su conjunto ofrecen un final satisfactorio para la saga. Woody decide decir adiós al resto de juguetes y quedarse con Bo Peep, entendiendo que Bonnie estará bien sin él a pesar de la lealtad y el cariño que siente hacia ella, que hasta entonces le habían hecho pensar que debía permanecer a su lado pasase lo que pasase. La furgoneta con el resto de los juguetes se aleja. Woody y Buzz se miran desde la distancia.
"Hasta el infinito..."
"...Y más allá."
VALORACIÓN 8'5/10.
PD: Le dedico la crítica a la gilipollas que dice que Toy Story es racista.
PD: Le dedico la crítica a la gilipollas que dice que Toy Story es racista.
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