El director y guionista austriaco Michael Haneke es conocido por el impacto emocional de sus películas, de las cuales se podría decir también que no son especialmente benevolentes con los espectadores. Durante su extensa carrera Haneke ha dejado claro que no le importa lo más mínimo el comfort del público. Al principio sus proyectos fueron exclusivamente para televisión, pero con el tiempo dio el salto a la gran pantalla. Sus primeras películas para el cine, 'El séptimo continente' (1989), 'Benny's video' (1992) y '71 fragmentos de una cronología del azar' (1994), que juntas componen la denominada 'trilogía de la glaciación', son quizás incluso más extremas en cuanto al abuso al espectador que algunas de sus posteriores obras más conocidas. El nombre asignado es apropiado, eso sí, porque el ritmo de estas películas es equiparable al de la congelación de los continentes. Verlas requiere una paciencia excepcional. Normalmente me gustan considerablemente sus películas, pero es mucha la indulgencia necesaria para valorar positivamente una trilogía en la que no hay el menor rastro de clemencia hacia el mundo, en el que se incluye por supuesto a los espectadores.
Las tres películas tienen como tema común la violencia y el desasosiego inherente en la sociedad moderna. A través de distintas historias frías pero finalmente impactantes se muestra como (tristemente) vive gran parte del mundo en la actualidad. A pesar de ser de hace unos treinta años, el mundo al que se apuntaba en las obras mostraba las mismas estructuras sociales de hoy día, por lo que la vigencia del mensaje que se intenta trasmitir es igual de vigente en la actualidad que cuando se estrenaron las películas. Puede que incluso más, dado que los problemas de aquella época solo se han magnificado con la llegada de una tecnología más avanzada. La deshumanización que explora Haneke no sería menos patente si se realizase ahora una cuarta parte.
AVISO: Spoilers sobre las tres películas a continuación.
EL SÉPTIMO CONTINENTE:
Haneke se basó en una historia que leyó en el periódico para crear una película en la que se nos presenta a una familia acomodada que parece tener una vida normal, pero que en el fondo esconde algo muy oscuro. A primera vista no parece que puedan tener ningún problema. El matrimonio cuenta con unos buenos trabajos, tienen una hija pequeña, y disponen de todo lo que pueden necesitar. Pero esto último no es del todo cierto, ya que hay algo que falla en sus vidas, algo que les impide ser felices. El entorno en el que viven carece de viveza alguna. Vemos distintas situaciones cotidianas de su vida; son situaciones que podría contar cualquier persona, y no son especialmente llamativas en ningún sentido. La vida en la casa, en el trabajo, y los desplazamientos y tramites necesarios para poder llevar a cabo los dos primeros. Una película suele ser una colección de situaciones de especial interés por un motivo u otro, omitiendo normalmente los elementos superfluos del día a día. El séptimo continente muestra aquellos elementos que uno no busca en el cine, ya que para presenciarlos podría simplemente vivir su propia vida (como con los Sims, pero más monótono). Se menciona que la familia quiere ir a Australia, y lo que está claro es que quieren un cambio.
En la parte final de la película, la familia destroza su casa y todas sus posesiones como acto de rebeldía en contra de la vida que conocen, porque no pueden vivir ninguna otra en la parte del mundo en la que se encuentran. Se destruye dinero, tirándolo por el retrete, e incluso se revienta una pecera, dejando que los peces se retuerzan en el suelo (algo que se hizo de verdad). Al final, los padres envenenan a la hija, suicidándose ellos después del mismo modo. El séptimo continente que buscaban era la muerte, que a su parecer era la única solución para su problema existencial. Australia era solo una excusa, y las antípodas representan el cambio total que tanto ansiaban. Pero yo no puedo evitar preguntarme si esta era una historia que merecía la pena contar, y si la manera en la que Haneke decidió mostrarla era la mejor. Más que nada, el problema que le encuentro es que se podría haber contado exactamente los mismo en 20 minutos. No era necesario presentar más de una hora de situaciones tediosas para que el espectador comprendiese por lo que estaban pasando. Entiendo que lo que quería era que la monotonía de sus vidas llegase a los espectadores, pero no creo que hacer una película que resulte aburrida a propósito sea un gran logro. El resultado es inquietante pero excesivo.
BENNY'S VIDEO:
Para mí la mejor de la trilogía, y curiosamente la única que no está basada en hechos reales. Amo Frisch interpreta a Benny, un joven de una familia en una situación similar a la de El séptimo continente, que disfruta viendo vídeos. Debido a la naturaleza de algunas de las cintas, está expuesto a una violencia extrema, como la de un vídeo casero de la matanza de un cerdo. De nuevo, Haneke se ríe sonoramente en su casa, mientras los espectadores sufren el visionado de la misma violencia que convierte a Benny en una persona emocionalmente distante. Un día Benny invita a su casa a una chica que conoce en la puerta de un videoclub en el que suele alquilar cintas. Le enseña el vídeo de la granja y le muestra la pistola de la matanza, la cual posee. Entonces, en sangre fría mata a la chica, limpia la sangre y esconde el cuerpo. Sus padres acaban enterándose de lo sucedido, y con la calma de unos perfectos sociópatas deciden que lo mejor es deshacerse del cuerpo, lo cual acaban haciendo. Al final de la película Benny delata a sus padres cuando acude a una comisaría de policía y confiesa lo sucedido con una calma absoluta.
Las personas están expuestas a un gran nivel de violencia desde que son pequeñas debido a lo fácil que es acceder a este contenido a través de la tecnología. Esto junto con la creciente inhabilidad social de las personas resulta en una sociedad de individuos a los que no les importan el resto de personas y son capaces de llevar a cabo atrocidades sin ningún tipo de implicación emocional. En el caso de la película no se qué da más miedo, si la actuación del niño o la de sus padres. El problema va más allá de las moldeables mentes de los más jóvenes, ya que la deshumanización tiene lugar en todos los estratos sociales.
El tramo final se alarga un poco más de lo necesario, pero aparte de eso la película es menos tediosa que las otras dos, ya que cuenta con un argumento más sólido, y las escenas repetitivas se mantienen a un mínimo.
71 FRAGMENTOS DE UNA CRONOLOGÍA DEL AZAR:
En la última entrega de la trilogía se siguen las historias de varios personajes, teniendo algunos de ellos un nexo común que se ve al final de la película, aunque ya venía anunciado desde el principio. Entre los personajes se encuentran: un niño rumano que ha emigrado a Austria ilegalmente y que intenta sobrevivir en las calles, un hombre mayor que está prácticamente aislado del mundo excepto por algunas llamadas telefónicas a familiares, una pareja que se platea adoptar a un niño, y un estudiante frustrado con su vida, entre otros. Los fragmentos de sus vidas se complementan con varios extractos de noticiarios en los que se habla de una variedad de temas que no parecen tener relación con los personajes. Pero todo está conectado, porque las distintas piezas conforman el collage del mundo en el que se desenvuelven y que inevitablemente les define a su vez.
La escena que acaba uniendo varias de las historias muestra como el estudiante frustrado entra en un banco y dispara a varias personas antes de suicidarse. El mensaje es un refuerzo de lo visto en las dos películas anteriores. Queda patente cómo todos los estímulos y los nuevos tipos de relaciones que experimentan las personas provocan problemas a los que parece no buscarse ninguna solución. Es la violencia creadora de más violencia, en una caótica espiral difícil de sobrellevar. Como la película está basada en un suceso real el mensaje recibe un mayor respaldo, difícil de negar cuando acontecimientos como estos suceden alrededor del mundo a diario.
No creo que ningún espectador pueda posiblemente justificar el plano secuencia de un hombre jugando al tenis de mesa durante más de dos minutos.
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Está claro que la trilogía de la glaciación no es apta para un público amplio, y tampoco son el tipo de películas que recomendaría poner un domingo por la tarde, pero pueden resultar interesantes para los completistas de Haneke. Si uno no tiene un especial afán por ver todas sus obras, como mucho recomendaría un visionado de Benny's video, que aun siendo igual de dura que las otras dos, quizás sea la que mejor desarrolla los temas centrales de la trilogía, y para mí es la mejor película.
VALORACIÓN:
- El séptimo continente -- 5/10.
- Benny's video -- 7/10.
- 71 fragmentos de una cronología del azar -- 6/10.
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