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jueves, 27 de junio de 2019

'Mandy' (2018) de Panos Cosmatos


Es hora de intentar ordenar mis pensamientos sobre, sin duda, una de las películas más extrañas del 2018 y que he visto últimamente. Una de las razones por las que 'Mandy' es una cinta tan bizarra es  la combinación de estilos que uno no creería que intentaría nadie en su sano juicio, y tras haberla visto queda claro que el director Panos Cosmatos está de todo menos mentalmente estable. La mezcla de la que hablo es la del cine art house experimental, con la serie B violenta y sanguinaria. Los comentarios extremadamente favorables de los críticos probablemente se deban a lo primero, y el entusiasmo de pequeños pero vocales grupos de cinéfilos a lo segundo, pero esencialmente, lo que tenemos aquí es 'serie B de autor', que es lo que pensé cuando estuve reflexionando sobre cómo demonios clasificar mentalmente lo que acababa de presenciar al acabar la película.

'Mandy' es la segunda película de Cosmatos, pero a pesar de haber realizado pocos trabajos hace un uso sorprendentemente hábil de los recursos cinematográficos, con lo que personalmente me parece es la excepción de los puramente narrativos; la historia es básica pero falsamente profunda, con grandes fluctuaciones tonales que no le hacen ningún favor a la película. Hay un estilo de los años 80 (además de estar ambientado en esa época), que se consigue a través de la música y la gama de colores. Se usan de manera abundante luces y filtros de colores, cuyos tonos se pueden ver en el póster de la película. Estas particularidades son las que diferencian principalmente a 'Mandy' de otras películas, y le dan una estética fantasiosa que esconde una gran oscuridad.

AVISO: Spoilers a continuación.



La historia es la siguiente: Red (Nicolas Cage) es un leñador que vive con su novia Mandy (Andrea Riseborough) en una cabaña en mitad del bosque. Un día, estando ella de paseo, es vista por el demente y emocionalmente inestable líder de una extraña secta compuesta a partes iguales por paletos y lunáticos devotos. El hippie se obsesiona con ella y hace que sus esbirros la secuestren para poder tenerla. Bueno, no exactamente, en realidad hace que sus secuaces invoquen a unos motoristas infernales para ello; al parecer es tan fácil como soplar en una concha (¿o era una flauta?) estando en las profundidades del bosque, por si a alguien le interesa probarlo. La secta acaba quemando viva a Mandy delante de Red, después de que ella se mofase del líder. A partir de ahí, Red pierde la cabeza y empieza a matar a los malhechores. 

Están presentes los típicos símbolos religiosos, los animales putrefactos, los desconcertantes triángulos místicos... Bla, bla, bla, charlatanería visual que excita a los críticos, pero que al estar representados tan frecuentemente por autores que realmente los usan de manera superficial, no impresionan ni suscitan una mínima fascinación. Es la banal pretenciosidad en la que se regodea Cosmatos la que me provoca rechazo y para mí le quita calidad a lo que podría haber sido una película bastante atrayente, más allá de los inusuales colores y personajes.


No es que no sea una cinta que merezca la pena ver, porque a pesar de no ser una película de calidad si uno se pone a analizarla seriamente, es cautivadora visualmente. Además, 'Mandy' tiene una escena que debería pasar a la historia como una de las mejores secuencias del cine, en la que Nicolas Cage, da rienda suelta a todo lo que le ha convertido en un icono de la locura interpretativa, y grita histéricamente en calzoncillos, grita mucho, bebe alcohol directamente de una botella, y grita un poco más. Parece broma, pero realmente me encanta la escena. Le recomiendo a cualquier persona que esté leyendo esto que haga una pequeña pausa y se dirija directamente a Youtube o alguna otra plataforma de vídeo e intente encontrar la escena, porque es más de un minuto de Cage desencadenado. A partir de ese momento no hay vuelta atrás y no reduce la intensidad de su interpretación hasta el final. La verdad es que tampoco es que la historia le de un respiro porque esa última parte de la película es un caos absoluto. Al que quiera ver a Cage en su otra obra cumbre, en cuanto a intensidad apabullante, le recomiendo una película del año anterior a 'Mandy', llamada 'Mamá y papá'.

Se podría decir que la obra se divide en dos partes. La primera es la calma antes de la tormenta, en la que el interés fluctúa, por culpa de algunos elementos pretenciosos de la película; por poner un ejemplo, están los ridículos y dispersos diálogos sobre las ideas a los que se suscriben los miembros de la secta. Si realmente fuese tan satírico no se recrearía con largos monólogos incomprensibles en los que es imposible mantener el interés de manera tan prolongada. La segunda parte tiene lugar después de la muerte de Mandy, y es un vengativo gore de serie B con un envoltorio llamativo, pero a fin de cuentas, tan ridículo como las películas de aquel género. Hay momentos en esta parte que el tono cambia a lo que parece una auto-parodia (incluso hay una pelea de motosierras), pero por desgracia, siempre se vuelve a la cargante pretenciosidad del que vende una divertida gamberrada como un serio intento artístico.


Mandy resulta una película un poco confusa por tener una calidad tan variable. Es perceptible que Cosmatos tiene talento como cineasta, y me interesaría ver más obras suyas, si alguna vez se decide a hacer algún proyecto más serio (o más bien, hacerlo de manera más seria). 

VALORACIÓN: 5/10.

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