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viernes, 7 de junio de 2019

'Carrie' (1976) de Brian de Palma


Aunque en la actualidad su nombre sea conocido mayoritariamente por cinéfilos, hubo un tiempo que Brian de Palma fue uno de los directores más importantes de Hollywood, estando vinculado a otros directores de la generación de los 70 estadounidense, como Spielberg, Scorsese o Coppola. Como con este último, sus películas más recientes no han tenido mucha repercusión, pero desde la década de los setenta hasta básicamente el final de la de los noventa tuvo numerosos éxitos entre el público con títulos populares como El precio del poder, Los intocables, Snake Eyes, la primera entrega de Misión Imposible, y la película que concierne a esta crítica, Carrie, del año 76.

Carrie es considerado un clásico del problemático género del terror, el cual ha sufrido las consecuencias de un estancamiento significativo en las últimas décadas. El uso de clichés y recursos efectistas suponen un lastre para lo que es un género lleno de posibilidades, pero cosas que hoy en día pueden parecer un refrito de los mismos recursos de siempre, en los setenta no habían sido tan explotadas todavía. Han pasado más de cuarenta años desde que se estrenó la película, y en ese tiempo ha habido mucho tiempo para que otras obras vuelvan a usar las técnicas empleadas. Creo que este es uno de los mayores problemas de la película; lo que en la época quizás fue una obra bastante original parece más convencional en la actualidad, pero aún así hay que reconocer la importancia de lo que supuso la película cuando se estrenó hace tantos años. Hay muchos recursos y efectos interesantes, los cuales han envejecido de manera irregular. Algunos siguen resultando impactantes, mientras que otros han quedado un tanto obsoletos, debido a las imágenes digitales a las que nos ha acostumbrado el cine comercial. Sin embargo, como pasa también con los videojuegos, hay elementos mucho más importantes que los efectos visuales. Una buena historia e interpretaciones siempre se agradecerán más que unos efectos vistosos, y por suerte Carrie cuenta con ellas, especialmente la desconcertante actuación de Sissy Spacek, que fue nominada al Oscar por dar vida al personaje titular de la obra.

AVISO: A continuación hay spoilers sobre el desarrollo y el final de la película.



Carrie, como con lo que parece que son el 90% de las películas de terror, es una adaptación de una novela de Stephen King, que a su vez da la impresión de haber tenido adaptados 200 de sus trabajos al cine. Si los grandes productores de Hollywood saben lo que hacen, invertirán grandes sumas de dinero en mantener a King con vida un par de siglos más, lo cual también sería una trama interesante para una película; que tomen nota. Desconozco como de fiel ha sido el traspaso del papel a la gran pantalla ya que no he leído la novela, pero básicamente, la historia que se cuenta en la película es la de una tímida chica de instituto que sufre acoso escolar (anda, ¿eso pasaba también antes de los 2000s?), tiene que lidiar con una demente madre ultra-cristiana, y por si fuera poco, también parece estar poseída por el demonio. Y nos quejamos cuando falla Internet.

Spacek se luce en las inquietantes escenas que van apareciendo en pantalla, desde el momento en el que tiene su primera menstruación en las duchas del instituto y recibe burlas de sus compañeras hasta el apoteósico clímax del que hablaré un poco más abajo. Piper Laurie también contribuye a la extraña atmósfera de la película con su peculiar actuación, aunque a decir verdad (y a pesar de haber estado también nominada al Oscar por la película), hay momentos en los que no me parece del todo convincente, como ocurre con algunos otros miembros del reparto. También aparece John Travolta, como novio de una de las chicas populares del instituto, interpretada por Nancy Allen, la cual le tiene un odio especial a Carrie y planea humillarla con un plan digno de un villano de James Bond. 


Otra de las chicas del instituto le acaba pidiendo a su novio que lleve a Carrie al baile de graduación. A pesar de los avisos histéricos de su madre sobre como lo que quieren es humillarla, Carrie finalmente asiste. Siempre ha querido liberarse de las constricciones religiosas de su madre y ser una chica como cualquier otra, pero su educación la ha dejado sin habilidades sociales, por lo que esta es su única oportunidad de integrarse en un mundo que desconoce, pero del que le gustaría formar parte. En el baile se lo pasa bien con el chico, que es gentil con ella, y realmente también parece estar pasándoselo bien con ella. Poco a poco la va tranquilizando e intentando animarla para que se lo pase bien. Llega un momento en el que todos los estudiantes tienen que votar a la mejor pareja del baile para que suban al escenario a bailar. Por desgracia para Carrie esto forma parte del plan contra ella y las papeletas son cambiadas por otras falsas, para que sea ella la que salga elegida. Esta secuencia  entera está rodada de manera magistral y demuestra el talento del director. Hay momentos muy bonitos entre Carrie y el chico, y la atmósfera parece la de un sueño agradable. Pero lo sería mucho más de no saber que están planeando echarle por encima un cubo de sangre de cerdo, una vez que suba al escenario. Sale elegida y lentamente avanza hasta llegar a la posición fatal en el centro de la plataforma. Esta muy feliz, no se lo puede creer; y entonces cae la sangre, empapándola. A partir de este momento todo cambia. Carrie, humillada y petrificada, hace uso de sus poderes para vengarse de todos, y el sueño se convierte en una brutal pesadilla en la que tanto estudiantes como profesores empiezan a morir. De Palma hace uso de todas las técnicas disponibles para crear un caos absoluto en el que nadie está a salvo.


También cabe mencionar que la banda sonora está, digamos inspirada (aunque realmente esta palabra se queda corta), en la de 'Psicosis'. A lo largo de la película van volviéndose patentes otras influencias  cinéfilas como la aceleración temporal que se usa en un único y extraño momento, que recuerda a 'La naranja mecánica' de Kubrick, que se había estrenado unos años antes. Se nota que Brian de Palma es un director al que verdaderamente le gusta el cine, y como todo autor que conoce bien la historia artística de su medio, intenta experimentar con técnicas, como la ralentización del tiempo, la división de la pantalla o planos secuencia y travellings virtuosos. 

Al final, con todos sus enemigos muertos, Carrie vuelve a su casa, todavía cubierta de sangre. Tras limpiarse intenta acudir a su madre buscando consuelo, pero lo único que encuentra es una mujer que quiere asesinarla para acabar con lo que piensa que es una sierva del diablo. Carrie consigue detenerla al usar sus poderes para clavarle un set de cuchillos completo. La casa se hunde, llevándose a las dos a unas posibles profundidades infernales. A pesar de ello, es interesante plantearse si realmente se trataba de algo relacionado con el diablo o si Carrie simplemente tenía poderes paranormales, y tratándose de una historia de Stephen King podría ser perfectamente cualquiera de las dos. Sin embargo, al final parece que el espíritu de Carrie todavía acecha a una de las chicas que contribuyó a su última humillación, por lo que parece que la historia podría estar más relacionado a temas satánicos. Además, los finales abiertos parecen ser populares en este tipo de películas, porque produce en el público la sensación de que la gran amenaza sigue suelta y podría ir a por ellos también.

A pesar de no haber envejecido del todo bien, Carrie sigue siendo una película de terror bastante sólida que merece un visionado atento.

VALORACIÓN: 7/10.

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