'Copia certificada' es un término que inmediatamente le provocará un dolor de cabeza a mucha gente en un país en el que la burocracia ha causado más estragos que la Peste Negra. Con la película del 2010 del prestigioso director iraní Abbas Kiarostami las jaquecas probablemente también sean numerosas; es una película para un nicho reducido, y yo mismo al principio no sabía qué pensar de ella. Es lo que ocurre con algunas obras, de las cuales no tienes claro si te ha gustado o no hasta que pasas algo de tiempo reflexionando sobre ella. Esta claro que es de lo mejor que se puede decir de una película, que te haga pensar, cerrando las vías de escape de tu mente hasta pasado un tiempo de contemplación. Solo por ello, ya se le puede atribuir un mérito a la que es una de las últimas cintas que realizó Kiarostami antes de su fallecimiento hace unos años. Tanto por la interpretación que pudo sacar de Juliette Binoche como por conseguir una especie de reflexión fílmica sobre el arte sin que pueda parecerle eso a los espectadores más casuales es un más que digno hito, especialmente en una parte tan tardía de la carrera de un cineasta.
Jean-Luc Godard una vez dijo que "El cine empieza con D.W. Griffith y termina con Abbas Kiarostami." Pero a pesar de su contribuciones al cine, Godard siempre ha sido un bocazas de una tendencia hacia afirmaciones excesivamente radicales, así que es mejor no tomarse esto al pie de la letra. Sin embargo, lo que se debería sacar del comentario del director francés es que Kiarostami es un gran cineasta cuya obra merece especial consideración. De las películas suyas que he visto por ahora, Copia Certificada puede que sea de las más interesantes por las ideas que trata y las conclusiones que derivan de ella, las cuales intentaré analizar.
AVISO: Copia Certificada no es exactamente una película cuya experiencia de verla vaya a ser arruinada por el conocimiento de detalles sobre ella, pero en no saber el camino está parte del disfrute, así que: Spoilers a continuación.