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viernes, 26 de abril de 2019

'Breve encuentro' (1945) de David Lean


Breve encuentro (Brief encounter) fue una de las primeras películas realizadas por el cineasta inglés David Lean (su tercer proyecto dirigiendo él solo), que posteriormente ganaría en dos ocasiones el Oscar a mejor director por El puente sobre el río Kwai y Lawrence de Arabia, las que probablemente sean sus películas más conocidas. Solo he visto algunas de las obras de Lean, pero debo reconocer que dada la calidad de su trabajo, me parece que es un director cuyo nombre no resuena lo suficiente actualmente. Y con esto no quiero decir que esté infravalorado, porque como ya he mencionado, durante su carrera recibió dos veces el que es discutiblemente el mayor galardón que puede recibir un director de cine. Además, la mayoría de cinéfilos habrán escuchado hablar de él e incluso lo conocerán, pero no es un nombre que resultaría familiar a una persona cualquiera, como podría ser el caso con otros grandes autores como Spielberg, Kubrick, Hitchcock o incluso Almodóvar.

Lean me ha sorprendido en cada ocasión en la que he visto unas de sus películas. Tenía la impresión de que El puente sobre el río Kwai sería una de estas aclamadas películas que después le dejan a uno una leve decepción por haber tenido unas expectativas tan altas, resultando finalmente buena pero no excelente; sin embargo, tras verla decidí que para mí este no era el caso. Tras esto, vi Doctor Zhivago y después de la experiencia anterior esperaba disfrutar de igual manera, pero esta otra me dejó un poco frío. Estaba seguro de que Pasaje a la India tendría un poso ideológico resultante del colonialismo, algo patente en otras películas británicas que tienen como escenario al país sudasiático (no las más modernas); otra sorpresa, ya que mi suposición no podría haber sido menos acertada.

Con Breve encuentro esperaba ver una obra de calidad, y así es, pero en un grado mucho mayor del que podría haber imaginado. Es a través de una simplicidad, pero no simpleza; de una sutileza tremendamente emotiva que Breve encuentro va sumando en la mente del espectador hasta consolidarse como una auténtica obra maestra. A lo largo de sus 85 minutos de duración se nos van presentando situaciones de escasa acción e incluso poco interés aparente, pero en su conjunto resuenan de manera que pocas otras obras han conseguido lograr. Son una serie de momentos que pueden cambiar la vida de una persona, o de dos. No hacen falta escenas exuberantemente apasionadas, ni desenfrenadas demostraciones físicas de afecto. Precisamente la belleza se encuentra en la inacción y la gracia mesurada que caracterizan a los dos personajes principales. Fue realizada hace más de setenta años, pero seguirá igual de vigente hoy en día, para aquellos que puedan disfrutar del arte en estado puro aunque sus características estéticas sean de otro tiempo, menos lejano de lo que pueda parecer.

AVISO: Algunos spoilers a continuación.

jueves, 18 de abril de 2019

'La montaña sagrada' (1973) de Alejandro Jodorowsky


Jodorowsky (después de varios intentos creo que finalmente lo he escrito sin parecer disléxico), presentó en 1973 en Cannes 'La montaña sagrada', la cual creó una gran controversia. Tras su visionado, no es difícil darse cuenta de por qué. Es una película extraña, incluso para un festival por las que han pasado algunas de las películas más bizarras del cine. A pesar de todo, La montaña sagrada se ha convertido en una obra de culto, que estás considerada por muchos una obra maestra. Afortunadamente, puedo decir que yo no me encuentro entre ellos, y si alguna vez lo hago me gustaría ser encerrado en una institución mental de inmediato. Algunas veces he visto una película que no me ha parecido tan buena como es considerada por muchos (como por ejemplo la delirante Holy Motors de Leos Carax), pero aún así he podido entender que haya gente que les parezca una obra mayor, por tener ciertas virtudes discernibles. Este no es uno de esos casos, pero además es una instancia que me deja perplejo, porque no son pocas las personas (en relación con el reducido número total de personas que la han visto) las que la alaban.

Viendo las primeras imágenes que se mostraban en pantalla pensé que esta podría ser una película que me gustase. Visualmente, la obra de atrapa desde el primer fotograma, y la atención se retiene durante la primera parte de una sucesión de imágenes sugerentes que parecen esconder los mensajes secretos y profundos de una mente brillante. Por desgracia, pasados algunos minutos uno no tarda en darse cuenta de que Jodorowsky no es más que un repugnante infrahumano de vacuas pretensiones vanguardistas. Hay algunas escenas que te harán cuestionarte como se ha permitido la creación del engendro putrefacto que es esta película. Hay pocos colectivos de los que Jodorowski no se mofe durante el ridículamente excesivo metraje de casi dos horas. La sensación al finalmente ver los anhelados créditos es que el creador mexicano ha estado riéndose de los espectadores, creando un collage de absurdos disparates, que como el mejor de los espejismos da la impresión inicial de esconder una gran complejidad y profundidad. Nada más lejos de la verdad. A lo que se asiste es una larga sesión de masturbación mental, tan falsamente profunda como la letra de una canción de reggaeton romántico (otro concepto monumental).

sábado, 13 de abril de 2019

'Perturbada' (2018) de Steven Soderbergh


Perturbada (Unsane) quizás sea conocida principalmente por haber sido grabada usando un iPhone, aunque no fue la primera. A lo largo de los años se han realizado varios experimentos de este tipo, con resultados de éxito variado. Sería difícil decir rotundamente si la película en cuestión es una producción exitosa o un experimento fallido porque sus ingredientes son de una calidad irregular. Soderbergh siempre ha sido un director dispuesto a probar cosas nuevas, sus películas son de lo más variadas, y normalmente cuentan con alguna técnica experimental en su realización. Con Unsane se propone realizar una película con medios que podría tener una persona normal, aunque realmente este no es el caso, y no solo porque el ciudadano medio quizás no posea un teléfono de casi mil euros. Entiendo que muchas veces se use como argumento para motivar a aspirantes a cineasta con frases como "Hoy en día cualquiera puede hacer una película con tan solo un móvil o un dispositivo básico de grabación". Realmente, creo que este tipo de perspectiva es admirable, pero también es cierto que tener a tu disposición actores de primera talla como Claire Foy (ganadora de un Globo de Oro y un Emmy), y un presupuesto de 1'5 millones de dolares ayuda mucho.

Claire Foy, famosa por su papel como la reina Isabel II en la serie The Crown, interpreta en esta ocasion a Sawyer Valentini (el cual me parece un muy buen nombre para un personaje), una joven que tras confesarle a una consultora que en ocasiones ha tenido pensamientos sobre el suicidio es recluida en una institución mental en contra de su voluntad. Al haber firmado un formulario de consentimiento sin leerlo con detenimiento ha accedido al proceso sin darse cuenta, pero pronto se averigua que esta sucediendo algo más. Es su genial actuación la que sustenta la película, demostrando una vez más que es de las actrices más prometedoras y talentosas del panorama cinematográfico actual. Muestra con claridad los lados más psicóticos y perturbados del personaje sin caer en el histrionismo, algo que hubiera resultado fácil.

'El amigo americano' (1977) de Wim Wenders


El amigo americano (Der Amerikanische Freund) es una de las películas más conocidas y mejor valoradas del cineasta alemán Wim Wenders. Está basada en la novela 'Ripley's game' de Patricia Highsmith, la segunda entrega de la famosa saga que tiene como protagonista al fraudulento merchante de arte Tom Ripley, y que en su conjunto conforman la denominada Ripliada. Esta misma novela fue llevada de nuevo a la gran pantalla en 2002 en una versión estadounidense protagonizada por John Malkovich. Aunque en la versión de Wenders el personaje titular es encarnado por el siempre interesante Dennis Hopper, en uno de sus papeles más intrigantes, lo cual no es decir poco.

La película se podría describir como una película de cine negro moderno o neo-noir, de estilo marcadamente europeo, lo cual le proporciona una atmósfera muy particular. Wim Wenders nunca ha tenido miedo a experimentar y en en este caso le sale una jugada perfecta, creando una de sus películas más conseguidas. La historia es inusual no solo por el argumento sino por como está construida. Aunque la saga se basa en el personaje de Ripley, en esta obra él pasa a un segundo plano, dejando que el espectador siga la historia de Jonatham Zimmermann (Ganz), un artesano que fabrica marcos para cuadros en su modesto taller, y cuya vida esta marcada por la creencia de que padece una enfermedad terminal. Su preocupación es por lo que pueda ser de su mujer y su hijo una vez que él no este, algo que puede recordar a la trama de Breaking Bad. Sinceramente no me sorprendería si se hubiese tomado inspiración de la novela de Highsmith o de la propia película para la famosa serie. Al igual que Walter White, Zimmerman se plantea realizar unos trabajos poco honrados para poder conseguir dinero que dejarle a su familia tras su muerte. Pero a pesar de estos paralelismos, El amigo americano recorre un camino marcadamente distinto, principalmente por la atmósfera y el mundo que crea Wenders a través de una cuidada puesta en escena. La obra es un híbrido entre una película comercial sobre crimen y una película artística, que es lo que fundamentalmente la convierte en una obra tan particular.

Aviso: Esta crítica contiene spoilers sobre el desarrollo y final de la película.

miércoles, 10 de abril de 2019

'El jardinero fiel' (2005) de Fernando Meirelles


The constant gardener, o El jardinero fiel, como fue traducida al español, fue una de las películas más populares y sin duda una de las más importantes del año 2005. Dentro de la corta filmografía de su director (al menos en cuanto a largometrajes), su éxito entre tanto el público como la crítica es solo comparable a la de la también aclamada Ciudad de Dios. Ambas cintas recibieron varias nominaciones en los Premios Oscar de sus respectivos años, de los cuales solo ganó el de Mejor Actriz Rachel Weisz por El jardinero fiel. Indiscutiblemente, su interpretación es lo suficientemente poderosa como para captar la atención de los espectadores, pero la que no fue tan premiada, pero a su vez merece especial consideración es la sutil y diestra actuación de Ralph Fiennes, como el personaje titular de la película.

La química que desprenden los dos actores principales no pasa inadvertida en una primera parte en la que les conocemos paulatinamente, a la vez que lo hacen entre ellos, a partir de un primer y agitado encuentro en el que se nos muestra cual es la personalidad de cada uno. Ella es una activista de grandes convicciones morales, sin miedo a alzar la voz en el nombre de sus creencias; él un pasivo pero bienintencionado diplomático que pronto se enamora de ella, dedicando desde ese momento toda su devoción y cariño de la única manera que le permite su gentil naturaleza. El reparto principal lo completan otros actores como Danny Huston, Hubert Koundé y Bill Nighy. Todos ellos aportan calidad a la película, pero Huston en particular sobresale, principalmente por su interesante papel como un amigo de la pareja, que poco a poco va mostrando su dudosa moralidad, y finalmente resultando un personaje patético. Pete Postlethwaite aparece en un pequeño pero significativo papel.

Aviso: Esta crítica contiene grandes spoilers sobre el desarrollo y el final de la película.

sábado, 6 de abril de 2019

'Predator' (2018) de Shane Black


Hay algunas veces en las que empiezas a ver una película sin muchas expectativas, pero es menos común que aún dándose este caso, puedas sentirte decepcionado, como ha sido el caso con está última entrega la desastrosa saga Predator. Ilusamente, esperaba por lo menos visionar una cinta en la que hubiese un mínimo de coherencia interna, pero parece que incluso eso es demasiado pedir.

El guión es un desastre lo mires por donde lo mires. No es solo que la historia esté plagada de clichés propios de este tipo de películas, algo que en otra ocasión se podría dejar pasar habiendo factores redentores, sino que parece construida por un niño obsceno que ha descubierto la cocaína y ha decidido escribir un guión en un fin de semana, en un demencial maratón. Las situaciones resultan forzadas, los personajes son inconsistentes y las conversaciones pueriles. Hay un número limitado de 'bromas de tu madre' que se pueden insertar en una película antes de que los espectadores empiecen a sospechar que haya algún trauma infantil sin resolver. Resulta increíble pensar que el guión haya pasado por decenas de manos y que nadie haya intentado corregir todos estos problemas, pero un mínimo de calidad es lo último en lo que se piensa cuando solo se quiere regurgitar la misma bazofia varias veces al año para un público del que se piensa más bien poco. Mientras se sigan vendiendo entradas, que claramente se deben vender, no hay problema alguno. Aunque para los que deseen ver algo más que una sucesión de escenas visualmente impactantes, recomiendo buscar otra película.

viernes, 5 de abril de 2019

10 películas infravaloradas

1. Mars Attacks!


Director: Tim Burton.
Reparto: Jack Nicholson, Glenn Close, Annette Benning, Piece Brosnan, Danny DeVito, Natalie Portman, Sarah Jessica Parker.

Mars Attacks! es una película ridícula sin duda, pero no pretende otra cosa. Es una brillante parodia de la política estadounidense, las películas propagandísticas, de invasiones alienígenas y de serie B. Con un reparto difícilmente igualable, emplea su peculiar sentido del humor para crear una de las obras más peculiares de su director, lo cual no es decir poco. Los efectos se van quedando anticuados, pero al ser una película con una estética deliberadamente kitsch, esto no es algo perjudicial. Además tiene a Jack Nicholson como presidente de los Estados Unidos, ¿qué más quieres?

'Dumbo' (2019) de Tim Burton


Unas críticas dispares me habían hecho acudir al cine con dudas que de otro modo hubiese tenido, ya que se trata de la nueva película del mítico director Tim Burton. En esta ocasión es el encargado de realizar (por segunda vez), una versión live-action de un clásico animado de Disney. Al igual que con Alicia en el país de las maravillas, los críticos han presentado valoraciones dispares, algunos incluso afirmando que Burton ha perdido su sello característico, y la cualidad que una vez lo colocaba en un peldaño por encima de la mediocridad que le atribuyen a la cinta. Estos comentarios son algunas de las numerosas razones que los críticos me han dado en los últimos años, para que mi confianza en sus juicios vaya disminuyendo hasta el punto en el que ya ni siquiera las sigo de manera orientativa, ya que pocas veces coincido con ellas. En la actualidad es raro encontrar una película que se estrene sin recibir al menos un par de críticas poco halagadoras, sin importar cómo de bueno sea el producto final. ¿Son realmente las películas actuales más defectuosas o es que las personas se han vuelto incapaces de disfrutar de virtudes de una película, viendo solo las torpezas que hace años se hubiesen dejado pasar? Creo que la pregunta deja pocas dudas sobre cual de los dos escenarios veo más probable. Dumbo es una buena película, y aunque el estilo marcado de Burton no sea tan evidente como en otras de sus obras, indudablemente está presente, solo que al servicio del universo que Disney está creando a través de una oleada de películas que dejan de lado la animación más tradicional, por lo que la ausencia del usual circo tétrico de Burton es comprensible. Incluso ha habido comentarios de algunos espectadores diciendo que sus hijos salieron traumatizados de la película. Me da miedo pensar que hubiese pasado si el director de películas como Beetlejuice o Eduardo Manostijeras le hubiese dado rienda suelta a su tenebrosa imaginación. Incluso con un estilo intermedio ha habido críticas de ambos lados, de quienes querían 'más Burton' y quienes querían menos. Es difícil contentar a los espectadores cuando has tenido una carrera tan destacable, incluso si la película es buena, como es el caso.